Mi pareja se droga, ¿qué hago?

¿Te sientes bloqueado/a porque no sabes que hacer con el consumo de tu pareja? ¿No sabes qué decir ni cómo actuar? Aquí explico algunas claves


Esta pregunta puede resultarte muy familiar, ya que quizás te la has planteado en algún momento. Estar al lado de alguien que perjudica su salud "voluntariamente" hace que se sufra mucho y a veces en silencio, dado que no quieres "delatar" a tu pareja. En otras ocasiones puede llevarte a tomar decisiones drásticas que no desearías, como dejar la relación o empezar a consumir por aquello de: "si no puedes con el enemigo, únete a él".

Lo primero de todo es hablar sobre el concepto de droga, ya que esto también puede afectar el grado de asimilación de la adicción. Todos sabemos que el tabaco es una droga, pero al ser legal normalmente le quitamos peso; y lo mismo sucede con el alcohol, que está tan aceptado que en la mayoría de reuniones sociales lo consumimos. No le damos importancia a lo perjudicial que puede llegar a ser y por tanto, querer dejarlo se convierte en una tarea complicada. Aunque parezca un tema nimio, hay parejas que pueden llegar a romperse por la adicción al tabaco o el alcohol.

Todos sabemos que existen drogas que socialmente se consideran más agresivas o prejudiciales que otras, de hecho, algunas de ellas están aceptadas a nivel social. La gente habla abiertamente sobre el consumo y no se cuestionan el grado de adicción que sufren. Ahora bien, cuando se habla de drogas duras, cocaína por ejemplo, la cosa cambia. La mayoría de personas son plenamente conscientes de que consumir ese tipo de droga no es bueno y que las consecuencias del consumo pueden ser gravemente perjudiciales. Pero esta distinción no hace que una adicción sea mejor o peor que otra. Me gustaría que no os focalizárais sólo en la adicción a sustancias duras, ya que lo que voy a explicar puede pasar perfectamente con el consumo de tabaco o alcohol.

La falta de conciencia sobre la adicción suele ser un tema que provoca gran malestar a la pareja (no consumidor) ya que sus esfuerzos se centran en que la otra persona vea que lo que está haciendo es perjudicial para su salud. Otras veces hay conciencia de problema pero la persona no se deja ayudar, empieza tratamientos que no termina, hace promesas que no cumple e intenta de forma poco fructuosa dejar el consumo una y otra vez. Cuando tú no consumes y ves que tu pareja lo hace y se va destruyendo día a día, intentas ayudar dando palos de ciego. Lo que pasa es que muchas veces esas salidas provocan más problemas en la relación de pareja y no ayudan a la mejora de la situación.

¿Qué debemos evitar?

Los errores más frecuentes que cometen las parejas que quieren concienciar al otro del grado de adicción que sufre o que simplemente quiere ayudar al otro a dejar de consumir son:

Prohibir el consumo u obligar a la pareja a prometer que dejará de consumir. Prohibir el consumo lleva a mentiras por parte de la persona adicta debido a la falta de conciencia de problema o bien se producen discusiones porque no le ve el sentido a la prohibición ya que cree que no está haciendo nada malo no que tiene controlado el consumo. Por otra parte, obligar a la pareja a prometer que dejará de consumir es una promesa con una vida muy corta, ya que cuando hay una adicción, este tipo de juramentos cuando no hay conciencia de problema no llegan a ningún sitio, y si hay conciencia de problema, igualmente no suelen llegar a buen puerto, ya que la abstinencia total suele ser muy difícil de llevar sin control y un apoyo profesional.
Controlar a la pareja en todo momento. Cuando la pareja se convierte en el polizón, se produce un cambio de rol. La relación de pareja ya no es de igual a igual, la pareja acaba teniendo un papel sobreprotector y paternalista que no ayuda a tener una relación de pareja sana.
Consumir con la pareja. A veces las parejas utilizan la frase de: "si no puedes con el enemigo, únete a él", lo cual lejos de solucionar el problema acaba haciéndolo más grande. En otras ocasiones la pareja consume para que la otra persona se dé cuenta del daño que se hace o también se utiliza la droga como una amenaza "si tú te metes una raya, yo me meto dos". Esto puede hacer que quien consume no pueda evitar su propio consumo y se le añade el sentimiento de culpa porque está perjudicando a una de las personas que más quiere.
Hacer escoger entre la pareja o la droga. Esta elección es una falsa creencia. El adicto no puede escoger entre la pareja o la droga, ya que no puede evitar consumir y por tanto, no tiene elección posible. Hacer este tipo de petición provoca la ruptura de la relación de manera irremediable.
En todas estas conductas habituales se producen múltiples discusiones y una de las causas de consumo de drogas es el malestar psicológico. El adicto suele utilizar la droga como una manera de no pensar o para evadirse de la realidad y si hay problemas de pareja, hay más consumo.

¿Qué hacemos si nuestra pareja consume?

La situación es muy difícil para la pareja de un adicto y en muchas ocasiones no se resiste y se deja la relación. A veces es una lucha en silencio, ya que el adicto pide que no se le diga nada a la familia o amigos y la pareja del consumidor se siente entre la espada y la pared.

Los principales consejos que pueden ayudar a la pareja del adicto son:

Esperar a que sea él o ella mismo quien se dé cuenta de que depende de la droga y de que debe dejarla y apoyarle cuando quiera hacerlo y acompañarle en el proceso sin adoptar un rol controlador así como animarle a ayudarle en todo lo que necesite.
Ayudarle a ver que lo que le pasa es un problema pero sin presionarle. Hacerle a ver que no tiene el control de la situación y que cuando no consume te gusta más la relación y quién es él/ella.
Apoyar a la persona sin amenazas ni recriminaciones. Intentar generar buenos momentos sin droga con la persona querida y apoyarle cuando tenga una recaída en lugar de juzgarle más.
Y si el/la adicta no se deja ayudar y la pareja no aguanta la situación, la solución radica o bien en pedir ayuda para resolverlo o se distancia del adicto como medida de autoprotección.